Día de Asturies: complejos en el país de la piruleta

Como cada 8 de septiembre, día de la Santina o Virgen de Covadonga y patrona de este nuestro Principado de Asturias me levanto con ese hastío y mala leche que solo los cascarrabias como yo solemos arrastrar. Por un lado hastío por este día de fiesta en constante bucle que nos sumerge una y otra vez en un calco de lo que ha venido siendo Asturies desde hace 30 años. Por otro lado mala leche por seguir, año a año, arrastrando los mismos despropósitos y las migajas sociales, políticas, identitarias y económicas.

Me considero asturianista, de eso que llaman asturianismo cultural, concepto que no acabo de comprender muy bien por más que me lo repiten. En mi cabeza revolotean ideas socialistas, que aspiran a un mundo más justo e igualitario y a la vez ganas de que mi tierra no solo deje de ser un Principado, sino que consiga dar unos pasos hacia adelante. Me gustaría poder utilizar nuestra lengua para dirigirme a nuestra administración, poder estudiarla, poder ser respetado como ciudadano por parte de los monolingües con el mismo respeto que yo les otorgo a ellos. Me gustaría que Asturies se sacudiese de una vez el yugo de los complejos provincianos y sucursalistas de un Madrid (Gobierno Central) que no solo no nos mira, sino que nos menosprecia. Me gustaría que Asturies gozase de una carta de derechos sociales que garantizase que ninguna asturiana o asturiano se quedase fuera del sistema, entendiendo por asturianos a cualquier persona que viva y trabaje en Asturies.

Pero no, todo eso no va a pasar porque tenemos un PSOE que lleva gobernando prácticamente toda la democracia a excepción de una legislatura desastrosa del PP en la que se escindió en dos. Porque tenemos una clase política arrinconada por el españolismo más feroz, por el falso cosmopolitismo de creer que todo lo de fuera es mejor y un ejército de sumisos delegados de los partidos estatales que se encargan de que Asturies no saque la cabeza, se levante y diga que aquí estamos. No va a pasar porque gracias al PSOE y al PP tenemos el Estatutu d'Autonomía más reaccionario, arcaico y socialmente deficiente de todo el Estado. Carecemos de una carta de derechos sociales como el resto de autonomías, huímos de la asunción de competencias propias que nos hagan ser dueños de nuestro propio futuro y tenemos que vivir como una comunidad de 3ª porque a nuestros incompetentes, acomplejados y bien pagados gobernantes les da miedo que Asturies plasme políticamente su identidad con fórmulas como la cooficialidad de nuestra lengua propia o asumiendo que no somos una simple autonomía sino que podemos llegar a ser mucho más si queremos.

Vivimos bajo el yugo del falso internacionalismo, del asturianismo como un vicio pequeño-burgués, de la Asturies borracha y dinamitera. Vivimos bajo la tiranía de la batuta de los nietos bien pagados de los mineros luchadores, nietos capaces de traicionar las ideas socialistas, de sumir a Asturies en un decadente proceso de desmantelación industrial, de crear una masiva fuga de cerebros y de poner en práctica las peores políticas social-liberales, pero que no dudarán en desenterrar los fantasmas de la revolución del 34 o del internacionalismo proletario como respuesta a cualquier movimiento de tinte asturianista.

Decía el año pasado, ese supuesto socialista llamado Javier Fernández, secretario general de la Federación Socialista Asturiana, en referencia a la ley que promulgaba el uso de lenguas del Estado en el parlamento que "el PP no permite a los ciudadanos hablar otra lengua que no sea el español", así sin despeinarse, obviando que su partido, su gobierno, su sindicato, sus esbirros y una administración que debería sufrir una profunda reestructuración que identificase los méritos de quienes ahí trabajaban, llevan 30 años siendo los artífices de uno de los mayores genocidios culturales de todo el Estado. Matan una lengua, matan una cultura, matan una industria, matan una economía y matan, en definitiva, un alma.

Mientras tanto no habrá dinero para la cooficialidad, ni para la ley de dependencia, ni para los juzgados de violencia de género, ni para la salud, ni tampoco habrá disposición de arreglar el materno-infantil, ni los cercanías de FEVE y Renfe, ni tampoco habrá dinero para las entidades juveniles y culturales, ni para los ayuntamientos... pero eso sí, siempre habrá dinero de sobra para poder financiar con 500 euros la compra de ordenadores a cualquier asturiano sin tener en cuenta siquiera su nivel de renta.

No es una cuestión baladí que parte de los programas de la Televisión del Principado de Asturias (TPA) se graben en Madrid, que los pocos programas en asturiano o sobre cultura asturiana se pongan en horas intempestivas y que bailen en la parrilla con cambios de hora sin previo aviso cuando tienen éxito de público. No es cuestión a olvidar que se cierren radios y medios de comunicación que usan el asturiano como lengua vehicular y que hacen un seguimiento informativo, cultural y de entretenimiento de la sociedad asturiana día a día como ocurrió con el affaire Radio Sele. Tampoco es de extrañar que el PSOE y el PP sean capaces de compatibilizar sus programas siendo solo la Ley de la Memoria Histórica algo que los separe.

Pero bueno, para el asturiano medio, conque haya sidra, el Sporting esté en Primera (yeah!!) y la pensión llegue a tiempo, Asturies seguirá siendo Shangri-La, el país de los hermosos paisajes, la paz y el sosiego que James Hilton nos describía en Horizontes perdidos.

Como decía Dixebra... "si estu ye socialismu... ¡que venga l'anarquía!".